Esta es la historia de Amelia...
Gracias Amelia
AMOR EN GOTERO
Hoy es un día especial para mí y para muchas mujeres. Mis
dos hijos, de 9 y 12 años, se han ido esta mañana al cole con una sonrisa y un
pin en el jersey del uniforme. Ese pin, en forma de lazo rosa, supone para ellos
y para mí un símbolo de lucha y esperanza. Y lo llevamos los tres con alegría.
Me llamo Amelia y tengo 47años. Hace cinco me diagnosticaron
un cáncer de mama. Un día, de repente, me encontré un bulto en el pecho. Enseguida
fui al médico y, tras mamografía, ecografía y punción, confirmaron que eso no
era bueno. En un segundo se te cae el mundo encima y se apodera de ti el miedo.
Comenzó entonces un proceso largo, incierto y duro. Y, lo primero que te viene
a la cabeza son tus hijos. ¿Cómo se lo digo? ¿Cómo lo van a vivir?
Antes de operarme, a los 15 días del diagnóstico, me senté
con ellos y, con ayuda de un cuento escrito con mucha sensibilidad para comunicárselo
a los niños, les conté lo que me habían encontrado los médicos y cómo iba a
afectarme físicamente la medicación. Les hablé con sinceridad y cariño, y dándoles
la libertad de preguntarme lo que quisieran en cualquier momento. Me abrazaron,
lloramos juntos y juntos decidimos que íbamos a luchar contra el enemigo con
todas nuestras fuerzas.
Les hice partícipes, a su nivel, de ese proceso que iba a
vivir, intentando mostrar entereza y, sobre todo, exprimiendo cada momento que
estábamos juntos.
La cuestión del pelo, que iba a ser lo primero que les
supondría un shock, lo llevamos de forma progresiva: primero elegimos un estilo
de pelo corto en las revistas. Y me lo corté. Tras el primer gotero de
quimioterapia (que es una medicina que mata a los invasores malos pero se lleva
algunas cosas buenas por delante), los tres nos compramos pañuelos (de esos de
Buff) de colores y dibujos. Y llegó el día en que me afeité la cabeza. Les
impresionó al principio pero ellos decidieron que también se rapaban. Así que
pasamos el verano fresquitos y en plan pirata con nuestros pañuelos en la
cabeza. También compramos unas pinturas de colores y me hacían dibujos en la
cabeza. Sacábamos el lado divertido de la situación “dramática”.
A medida que iban poniéndome goteros yo me iba quedando más
floja pero todo se me pasaba con sus caricias y besos. “Mamá, quédate en
la cama que nosotros estaremos cerca, sin hacer ruido, para que descanses”.
Como también tuvieron que hacerme un vaciado axilar, estaba
muy limitada con el brazo, además de dolorida por la mastectomía, pero ellos no
me dejaban coger peso, me ayudaban a ducharme y vestirme y siempre estaban
pendientes de mí. Me untaban crema en la calva y en la cicatriz del pecho y los
dolores se me pasaban con todos los mimos que me daban.
Fue un año duro, de quimio y radioterapia, de estar sin ganas
de comer, de poca movilidad con el brazo y de momentos de derrumbe. También nos
hacía bien llorar. Ellos debían sacar esa angustia que disimulaban para que yo
no me preocupara, así que nos abrazábamos y echábamos fuera la congoja. Pero
aprendimos a reírnos y a ver con naturalidad los cambios de mi cuerpo. En ningún
momento me escondí de ellos y dejé que viesen todo lo que rodeaba mi
enfermedad, siempre con delicadeza y sin dramatismos. Hasta les hace gracia la
prótesis de silicona y me dan masajes en la cicatriz.
Cada día vivíamos experiencias nuevas, salíamos al campo,
montábamos en bici, me elegían gorros para la playa y hasta vinieron a animarme
en un desfile de ropa interior y de baño para mujeres operadas de mama. Me
ayudaban a preparar las pastillas que tenía que tomarme y las inyecciones que
me ponía en casa.
En el cole llevan con orgullo el lazo rosa y les explican a
sus compañeros que su mamá ha tenido un cáncer de mama pero que ya está bien
porque juntos estamos ganando la batalla.
Tras una etapa dura, en la que intentamos que todo fuera lo
más normal posible, aprendimos a disfrutar de la vida al máximo y a mostrarnos
lo que sentíamos.
Nos relajamos y agradecimos que todo estaba superado. Un año
y pico después de haber terminado con el tratamiento se volvió a repetir la
historia. Otro duro golpe. Más quimio y más radioterapia. Pero ellos siempre
con su alegría y fortaleza y también con sus momentos bajos. Seguimos juntos y
volvimos a la carga.
Actualmente sigo con tratamiento. Todo más suave y
arrinconando al enemigo. Y ellos siguen ahí, a mi lado, con mucha lucha a sus
espaldas y siempre con la esperanza de que todo va a ir bien. Me ven activa,
sin tantos cambios físicos y con ilusión por disfrutar de la vida. Ellos son
los que me la dan. Son ese gotero que me va entrando en las venas poco a poco. Ellos
son la mejor medicina. Su amor lo cura todo.
Mucho ánimo a todas las que estáis pasando por esta dura
experiencia. Si tenéis hijos ellos os enseñaran lo que de verdad importa en la
vida. La familia y las ganas de tirar hacia delante son esenciales para superar
la enfermedad. Permitíos derrumbaros y llorar, pero sacad fuerzas de dentro y de
las personas que os quieren. Y saboread cada minuto, cada sonrisa y cada beso.
Amelia, enhorabuena por la fortaleza que tienes, y enhorabuena por tus niños. ¡Mucho ánimo! (Espero que Lucia nos cuente pronto que todo ha terminado y que estás como una rosa!) Un besazo enorme!!
ResponderEliminarQuerida Amelia,
ResponderEliminarmi profe de inglés del cole.
Te deseo lo mejor y te felicito por la manera de llevar la vida.Tienes unos niños preciosos.
Me he emocionado con tu historia porque es muy similar a la mía. También soy profesora, también de Aragón y con dos niños de once y nueves año que desde hace tres tratamos de superar juntos una terrible situación personal. Veo reflejada mi situación en cada uno de tus comentarios. un abrazo.
ResponderEliminarUn ejemplo de vida y entereza, gracias por compartir su historia :)
ResponderEliminarPareces una mujer estupenda y tus hijos estarán siempre muy orgullosos de la madre que les ha tocado, así que solo desearos que seáis muy felices muchísimos años. Salud y suerte ¡¡¡¡
ResponderEliminarSe me acaba de poner la piel de gallina.... Que orgullo de hijos!!!!!!. Enhorabuena y a seguir luchando!!!!!
ResponderEliminarMe impresiona tanto la madurez, fortaleza y sensibilidad de estos niños que no sé qué decir, sólo que sois una familia de luchadores y que os deseo todo lo mejor.
ResponderEliminarUn besito muy fuerte!
ResponderEliminarGracias a todas por vuestras palabras de ánimo y cariño. Esto da mucha fuerza para seguir en la lucha. Gracias a Lucía por su solidaridad y sensibilidad. Gracias Pituca y un beso especial de tu profe. Gracias Blanca por tu testimonio y tus ganas de seguir adelante.Salas, mucho ánimo con todo. GRACIAS A TODAS POR SER YA PARTE DE LO BONITO QUE ME RODEA Y POR SER GENTE TAN ESTUPENDA.
ResponderEliminarAmelia
A mi tambien me has puesto los pelos de punta,y eso que soy enfermera y por desgracia veo muchas cosas de éste estilo,pero transmites tanta fuerza que me has emocionado hablando de tus peques,enhorabuena por llevarlo con tanto coraje,muucho animo y ya veras como en nada nos estas contando que ya estas de alta.
ResponderEliminarUn saludo y un abrazo a ti y a tus mejores medicamentos,tus niños.
Toneladas d energía positiva, los tres están venciendo ese monstruo y dentro de muchos años van a recordarlo sonrientes diciendo que si se puede y que mientras hay amor todo es menos duro
ResponderEliminarAmelia, no he podido evitar emocionarme. Eres un ejemplo de positivismo y coraje y, créeme, nada es en balde, tus hijos aprenderán a ser también positivos y a hacer frente a los problemas. Te mando mucho ánimo y energía positiva.
ResponderEliminarUn abrazo
Amelia un abrazo y felicidades por tener unos hijos tan maravillosos.
ResponderEliminarAmelia espero que te mejores pronto y definitivamente. Eres unas mamá increíble que hace hijos increíbles!!
ResponderEliminarAnimo Amelia que te mejores muy pronto. Besos Marimar
ResponderEliminarANIMO AMELIA, Y GRACIAS POR COMPARTIR VUESTRA EXPERIENCIA, VITALIDAD Y OPTIMISMO.
ResponderEliminarBS:
P
Gracias y animo Amelia!! Especialmente por tu ultima frase, que a veces se nos olvida...
ResponderEliminarY gracias Baballa por publicar estos posts!!
Amelia!! IMPRESIONANTE eres muy grande y tienes unos hijos admirables :) espero que te recuperes pronto y que sigas siendo toda una luchadora y un gran ejemplo para tantas mujeres :) ayer me hizo mucha ilu verte solo que con las prisas y todo y lo bien que te vi ni te pregunte pense que ya estaba todo superado pero si me fije que estabas en un puesto cntra el cancer te mando muchos besos y mucha fuerza! Muack
ResponderEliminarAna,guapa, me hizo mucha ilusión verte y me emocionan tus palabras. Una sonrisa tuya me llena de alegría. Sigue tan encantadora. Gracias por tus ánimos y cariño.
EliminarGracias por compartir tu historia Amelia!
ResponderEliminarÁnimo y mis mejores deseos para tí y tu familia!!
Un fuerte abrazo**
[ART&LIFE]
Amelia, mucha fuerza y animo!! Te deseo todo lo mejor a ti y a tu familia!! Todo un ejemplo!! Un abrazo
ResponderEliminarMLuz
Amelia, muchas gracias por compartir con todos nosotros esta lección de vida.
ResponderEliminarMe quedo sin palabras, os deseo lo mejor. Mucho ánimo y mucha suerte.
Sólo felicitarte por tu valentía y coraje , así como por los maravillosos hijos que tienes. Mucho ánimo y ójala pronto nos confirmen la noticia de que has ganado definitivamente esta guerra...
ResponderEliminarMi enhorabuena también a Baballa por estos maravillosos testimonios.
Adelante, Amelia, siempre adelante!!!!
ResponderEliminarMucho animo para ti y tu familia, eres un ejemplo para muchas mujeres.
ResponderEliminarSeguro que esa demostración de lucha y amor hacia tus hijos no es ni más ni menos que lo que tú has recibido de tu familia.En todas familias la unión hace la fuerza.
ResponderEliminarBesos.